jueves, 16 de mayo de 2024

Mi conversión "aburrida"


Nací en una familia cristiana. Mis padres conocieron al Señor cuando eran jóvenes. Desde que se convirtieron, ambos tuvieron un fuerte deseo de servir a Dios en ministerios que les permitieran utilizar sus dones. Ese deseo persistió y cuando tenía 9 años, fundaron una iglesia con un grupo de amigos y me convertí en "hija del pastor".

Pronto entendimos, mis hermanos y yo, que la vida como hijos del pastor era muy diferente a lo que habíamos experimentado antes. Ahora se esperaba mucho más de nosotros dentro de la iglesia y éramos un reflejo de mi padre. No recuerdo cuántas veces nos dijeron: "canta porque eres la hija del pastor", "no te quedes sentada porque eres la hija del pastor", etc. Crecí en Guatemala, donde se cree firmemente que la familia del pastor es un ejemplo a seguir y que si el pastor no tiene en orden su casa, no puede ser líder. Esto fue una gran carga para nosotros, una carga que compartimos con otros "hijos de pastor" en nuestra iglesia.

Vivir bajo esas expectativas no es fácil. Cada uno de mis hermanos tomó esta responsabilidad de manera diferente. Yo, con una personalidad tímida y complaciente, siempre traté de hacer lo que me decían. Tristemente, esto me llevó a vivir una doble vida durante mucho tiempo.

Durante mi adolescencia, cuestioné fuertemente a Dios y su existencia. A los 15 años, fui a un campamento de YWAM en Guatemala, donde tuve mi primera experiencia especial con el Señor. Una noche, mientras oraba, no sé cómo explicarlo, pero Dios me mostró que sí creía en Él, pero que estaba enojada con Él. Al principio pensé que era solo mi mente, pero al analizar mis sentimientos y acciones, m
e di cuenta de que sí, estaba enojada con el Señor porque sentía que Él me había quitado a mi papá. Verán, ser hija de pastor implica compartir, en contra de tu voluntad, a tu papá con todos. Ese campamento marcó un antes y un después en mi vida como cristiana y en mi vida en general, porque ahí conocí a quien sería mi esposo 6 años después.

Quisiera poder decir que después de todas las experiencias de ese campamento mi vida cambió y creí en Dios, pero no. Aún dudaba de que Dios existiera. Para mi cumpleaños número 16, decidí tomar una decisión. Le dije a Dios: "Bueno, ya me cansé (¡jaja!) o me muestras que eres real o ya no creo en ti, o me hablas o este es el último día que oro". Era mi cumpleaños y toda mi familia estaba reunida. Oraron por mí y al terminar, un tío me llamó y me dijo: "Mientras oraba por ti, vi esto..., creo firmemente que es Dios hablándote, no sé qué significa, pero ora y sé que Dios te lo mostrará a ti". Obviamente, me quedé con la boca abierta. Dios, en su fidelidad y gracia, decidió pasar por alto mi actitud retadora y, por amor, decidió contestarme.

Quisiera poder decir que desde ese día fui una cristiana ejemplar, pero no. Lo que sí puedo decir es que ese día decidí creer en el Señor y aceptar su regalo de salvación. A lo largo de mis 33 años, he conocido a Dios de diferentes maneras, pero cuando pienso en cuando decidí creer en Él, mi mente va automáticamente a esa noche.

Mi historia me pareció aburrida durante muchos años. Nunca me atreví a compartirla porque sentía que no tenía impacto. Siempre quise un testimonio emocionante, de esos que crean libros "best seller". Ahora puedo ver la bendición que es no tener una de esas historias, aunque me siguen conmoviendo y emocionando. Conocí a Dios por primera vez siendo pequeña, pero decidí creer en Él en mi adolescencia. Desde ese momento, he pasado por muchas pruebas; mi fe ha sido débil en algunas temporadas y muy fuerte en otras, pero en todo momento he visto al Señor conmigo.

Mi conversión ocurrió en medio de lo ordinario, sin cambios de vida o hábitos extraordinarios. Mi testimonio es de un cambio de vida gradual en el que Dios ha ido moldeando cada parte de mi vida en tiempos diferentes. Dios ha sido bueno conmigo y ha tenido mucha paciencia.

¡Te alabo, Señor, por lo que has hecho y sigues haciendo en mi vida! Gracias por tu amor y por permitirme ser tu hija. Gracias porque puedo confiar en tu palabra cuando dices que nunca nos dejas solos y que sales a buscar a los que nos hemos alejado. ¡Gracias, Señor, por tu amor!

lunes, 5 de noviembre de 2012

10 000 razones para alabar

"Que todo lo que soy alabe al Señor, con todo mi corazon, de Tu grande amor cantarè, Tu nombre alabarè. Sale el sol es un nuevo amaner cantare a ti otra vez, no importa lo que venga confiare en Ti, alabare en el anochecer"

Es una cancion hermosa la cual habla de como alabaremos a Jehova en todo tiempo y de como no solo tenemos 1 razon para alabar sino "10 000 razones". Sin duda viendo mi pasado, no puedo negar que Dios a sido bueno.